Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así. A mí me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico, pero siempre está ahí. Padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos… Cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas que yo sepa ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza; todas fueron mensajes de amor. Si lo buscáis, tengo la extraña sensación de que descubriréis que el amor en realidad está en todas partes.
Como muchos habréis deducido, estas palabras no son mías (ya me gustaría), pertenecen a la película inglesa «Love Actually», comedia romántica que nos muestra mediante diferentes tipos de personajes, la relación que une a los humanos (novios y novias, maridos y mujeres, estrellas del rock y representantes, famosos y gente corriente…), todo ello salpicado con ese genuino toque para la comedia que poseen los ingleses.
No sabría decir cuantas veces he visto esta película, pero es de las pocas que no me cansan sus redifusiones, y que suelo tirar de ella en esos momentos romántico-divertidos que toda persona posee. Seguramente en estas vacaciones que hoy comienzan, caerá otra nueva visión, ya que es una de mis películas preferidas.
Con este post me despido momentáneamente de vosotros, ya que como comenté antes, hoy comienzan mis vacaciones laborales, por lo que he decidido dejar de bloguear hasta mi vuelta el próximo día 18, donde volveré con más entradas y más paranoias que contar. Eso si, como seguramente este donde este, me acompañara mi fiel amiga, la cámara digital, porque si tengo tiempo, y las ganas me lo permiten, encenderé el ordenador para colgar mis últimas imágenes.
Hasta pronto, y tener presente siempre aunque no lo creáis, que el amor está en todas partes.