A veces nos complicamos la vida, buscamos siempre lo complicado cuando lo más sencillo lo tenemos al girar la esquina. A veces se nos clasifica a los hombres como simples, yo lejos de enfadarme, en algunas ocasiones lo tomo como un cumplido, ¿porque hemos de estar buscando lo más difícil en todo momento?, ¿porque no podemos escoger simplemente la opción fácil sin ver lo que sucederá después?. Supongo que el complicarnos la vida va con la especie humana, le debemos encontrar un morbo que no podemos vivir sin él, y por eso siempre optamos por abandonar la simplicidad, aunque siempre luego digamos, «la próxima vez no me complico la vida».
Un claro ejemplo en nuestras vidas, donde nos gusta la complejidad es en la música. Buscamos conciertos con miles y miles de vatios de potencia, luces que alumbrarían una ciudad entera, grandes orquestas con guitarras y bajos de todos los sonidos, cantantes que se preocupan más de sus coreografías que de cantar mínimamente bien. No es que este en contra de los macroconciertos, pero a veces lo más simple puede ser lo que más nos pueda llegar a conmover. Una guitarra acústica y una voz pueden ser suficientes, y sino mirar lo que hizo en los 90 el grupo Extreme, en su magnifica canción More than words, lo simple, muchas veces puede ser maravilloso.
Pues es verdad que es mejor no complicarse la vida. En cuanto a la música, ya que a veces lo más pequeño se convierte en grandioso ante nuestros ojos. Y a veces no es tan simple como parece hacer una melodía sencilla.
Un abrazo