El otro día cogí el bus para desplazarme, no lo hago demasiado, prefiero caminar, pero estaba un poco cansado y todavía me quedaba un buen trozo hasta dónde tenía que ir. Debo decir que no soy un usuario demasiado frecuente de este servicio, debido a que por donde me muevo yo (centro de la ciudad), no es la mejor opción. Pero claro, me quedé un poco perplejo con un detalle que no se si mucha gente se habrá fijado.
Los usuarios de los autobuses ya deben conocer las líneas que existen, dónde están las paradas, y demás temas relacionados con este servicio, pero para gente como yo, que quizás coge el bus un par de veces al año, te sorprende un pequeño (gran) detalle, la señalización en las paradas.
Horarios si, itinerario, no
Parada Francesc Macià
Pues si, me fui hacia una, y mi sorpresa, fue que había una pegatina con los horarios (tema aparte sería hablar de los horarios), pero no el itinerario de las líneas que pasaban por allí. Para quien quiera comprobar estoy hablando de la parada Francesc Macià-Plaça de les Corts Catalanes (imágenes adjuntas). Eso si, un puesto muy bonita, con unas sillas para sentarse, pero poca cosa más. Así que ya me tienes allí mirando como un idiota qué línea cogía para llegar al lugar deseado. Entre todas las líneas, cogí la 2, su destino final era cerca de donde quería ir, así que muy mal debería ir la cosa por no llegar al lugar deseado. No penséis que la decisión era trivial, ya que como tengas suerte con la línea que cojas, acabas dando una vuelta al más estilo bus turístico por toda la ciudad. Yo pensaba, cuando esté dentro del bus me fija con los puestos siguientes, que iluso soy a veces, ni un simple cartel ni nada para orientarse dentro el transporte, eso si que es aventura, y no ir al Amazonas .
Debido a esta pequeña peripecia, decidí fijarme en las demás paradas, he de decir que en las que no son casetas, existen unos palos donde pone el nombre de la parada y el itinerario de la línea. Vaya qué suerte la mía, había ido a coger el bus en una parada donde se habían olvidado meter el palo!. Pero claro este palo tiene miga, ya que tiene casi 3 metros de altura. Yo de momento no tengo demasiados problemas de vista, y puedo ver la señalización bien, pero la gente mayor, ya me diréis como lo hará, porque la letra es ridícula, siempre que tenga suerte, porque como esté de pega, habrá algún animal que habrá pasado antes por allí yhabrá dejado su huella, sacando o pintando el cartel.
A prueba de buena visión
Pero este defecto en la señalización del transporte, no es un error puntual, yo casi que diría que es un tema bastante precario en toda la ciudad. Puedes estar caminando durante más de 500 metros y no verás ningún cartel de ningún tipo, ni la Catedral esta señalizada hasta que no llegas cerca de la edificación. Hombre que no haya carteles en los barrios periféricos de esta construcción lo puedo entender, pero en medio de la ciudad, lo encuentro una error bastante importante. Por suerte la Catedral la conoce toda la ciudadanía, y si nos pregunta algún turista lo podemos orientar, pero como pregunten por algo un poco más complicada, el pobre turista se queda con las ganas de visitar-lo.
Tarragona es Patrimonio de la Humanidad, al menos eso dicen, pero como seas de fuera y quieras ver todos los monumentos que forman parte de este conjunto, lo tienes claro. O visitas los pocos poliedros de turismo que hay en la ciudad, te buscas un amigo guía, o vete despidiendo de verlo todo, porque como tengas que confiar en la señalización, lo llevas claro. Yo que soy de Tarragona de toda la vida, tengo problemas, imaginado los de fuera. Por poner un ejemplo diré que una vez quise ir a la Cantera del Mèdol (lugar donde los romanos sacaban las piedras para sus construcciones), y todavía la estoy buscando. Yo todo contento con mi cámara de fotos nueva, aparcar en el área de servicio de la autopista, y me destino a ver este espacio. Una señalización que me indica hacia la derecha, lo agradecí, ya que el último golpe que había sido, fui con bicicleta y por otros caminos. Perpleja me quedé después de dar vueltas durante más de 10 minutos, no había forma de encontrar-la!. Todo resignado llegué a casa con ganas de decir: «mama, tienes un hijo tonto».
Pero aparte de estas pequeñas historias que amenizan nuestra vida, ya pesar de los escasos carteles orientativos, yo puedo decir, Viva Tarragona!.