Ayer fui al cine a ver la adaptación cinematográfica del Manga Dragon Ball, creada por Akira Toriyama. Este personaje junto a David Hasselhoff son mis ídolos de adolescencia, ya que gracias a ellos he crecido al menos televisivamente.
Muchos seguro diréis que esta adaptación al cine seguramente no pasará a la historia del cine, y que seguramente los críticos la pongan de vuelta y media, pero que los de mi generación y en particular yo, le debía al menos ir a verla.
La verdad es que no se hace muy pesada, en sus 80 minutos de metraje, pero si soy imparcial, también he de decir que tampoco es que sucedan muchas cosas como para tenerte en tensión continua. Salvo algún pequeño error es una película que se deja ver para mi gusto, ya que como sabía a lo que iba no me espere demasiado y por tanto no me defraudo ya que las expectativas no eran muy altas. Siempre son difíciles las adaptaciones de los dibujos animados, y más en series tan exitosas a nivel mundial.
Simplemente fui, para recordar buenos tiempos, aquellos en que salía corriendo del colegio para llegar a ver Bola de Drac, me encanta más el nombre en catalán, ya que crecí viendo esa versión lingüística. Eran tardes divertidas, merendando mientras veía esta serie junto a otra de mis preferidas, el Dr. Slump, ambas creadas por Toriyama. De allí venía que Akira es uno de mis ídolos de juventud. También, y porque no, no sería bonito hacer una adaptación de Arale y compañía al cine, ya que actualmente de todo se hacen películas, porque no hacerlo de ellos, yo sin dudarlo iría a verla, ya que al fin y al cabo es bueno recordar buenos momentos.